Algo peor que no gustarte los libros debe ser que te guste leer, pero no encajar en ninguno. Siempre he pensado que sentarse a develar misterios en papel es como un convenio entre la historia y tú: debes estar de acuerdo con lo que lees. Pero, ¿qué pasa si no te gusta n-a-d-a de lo que lees? Ningún libro del género que amas, ningún tópico familiar y agradable… nada.
Es ahí donde te replanteas lo que estás haciendo con la vida y te preguntas: — Muy bien, ¿Y ahora qué?